Te vamos a echar de menos, Marisa

Si hubiéramos seguido trabajando todos en la Fundación, Marisa, tendríamos que haber cerrado el viernes para despedirte. Porque tú eres una parte muy importante de todo lo que pasó allí, de lo que viví de niña cuando pasaba las tardes en la sala de lectura mientras  siempre alrededor colocabas o mandabas silencio con cariño o hablabas con los padres; y de lo que viví de mayor cuando entré a trabajar en el equipo de promoción y siempre encontré tu mano tendida para sentirme como en casa.

Todos los recuerdos tuyos que tengo guardados son buenos. Tu risa, que era muy especial, y esa forma tan sincera de expresarte que te hacía única. Cuando bajabas con los alumnos de prácticas a Infantil y les decías “aquí siempre ahi algo que hacer, no os vais a aburrir” o el cariño que le tenías al programa de lectura que se hacía en los hospitales. Mi madre siempre decía “si no es por Marisa, esto no podría funcionar”.

Cada vez que nos vimos después del cierre, cuando tu ya eras profesora en el Colegio Misioneras, donde tan a gusto te sentiste y siempre me lo decías “yo soy feliz aquí, Rebeca, me quieren mucho”, cada vez me preguntabas con cariño por Unpuntocurioso, siempre dando ánimos “os sigo todo lo que haceís, es que valéis mucho, sois muy buenas”. A veces hablamos de lo malo pero se olvidaba enseguida porque tú solo querías dar mensajes positivos. Asi quiero recordarte siempre, Marisa.

He sentido muchísimo tu partida porque me da la sensación de que me faltó tiempo para enviarte otro mensaje. El último que nos mandaste, cuando estábamos de viaje en Zaragoza, fue el vernos con Ángel y no pudiste por menos de decir “me encanta veros juntos, la gente buena siempre tiene que estar cerca”. Nos mandaste un abrazo grande y nosotros te devolvimos un beso enorme.

Hoy te mando otro al cielo.

Y si alguien aun no sabe de quién hablo, Marisa Pata Galante fue durante muchos años una parte importantísima del Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil que la Fundación Germán Sánchez Ruipérez tenía en Salamanca. Ella impulsó el programa de Extensión Bibliotecaria en Hospitales y entre otros proyectos, siempre lideró LIBROS DE CABECERA, con fondos literarios para ser distribuidos entre niños y adolescentes enfermos internados en hospitales de Salamanca. Conoció e hizo lectores a muchas generaciones de niños que seguro a día de hoy aún la recuerdan, porque el tiempo no sabia pasar por ella. Siempre con una sonrisa prendida. Asi te recordaremos, porque te lo mereces.