Escondido

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Escondido

María José Ferrada

Il. Rodrigo Marín

Ocholibros, 2014

Dice María José Ferrada que «imaginarse cosas a partir de las cosas es un acto de libertad». Y ella libera nuestra imaginación con su poesía, con sus silencios, que son palabras y aire a la vez. Son cosas y son sentimientos.

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Escondido es una obra para disfrutar, de forma lenta, a través de las palabras, las imágenes y las ausencias y después, simplemente, levantar la vista y ponerse a mirar. Mirar alrededor, ver de nuevo la ventana, el sillón, la lámpara, la casa… Buscar qué esconden tras su familiar apariencia, y recordar fundamentalmente qué escondían cuando los mirábamos con los ojos de un niño de seis, ocho, diez años. Y es entonces, cuando nos ponemos de nuevo las gafas de la infancia, es entonces cuando descubrimos la doble vida de las cosas y nos damos cuenta de que siempre ha estado allí, a nuestro lado, esperando nuestro juego y nuestro tiempo. Entonces respiramos. Siempre nos queda la imaginación.

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Dice Rodrigo Marín, autor de los fotomontajes que acompañan a los microtextos de María José – y también cofundador de la siempre recomendable revista Intemperie– que esas imágenes son metáforas visuales y parten de la sencillez de los conceptos pensados desde el imaginario infantil, desde la inocencia del niño y del juego. Son propuestas sutiles pero muy acertadas. A través de ellas se deduce que, en el mundo de la imagen en el que vivimos, tan vinculado al consumismo, es posible rescatar detalles, sacaros del status comercial y pasarlo al Arte de una forma terriblemente sencilla.

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Juntos, María José y Rodrigo, textos e imágenes, rocas y cordilleras, ovillos y ovejas, sopas y mares, ojos y bocas, nos confirman que es posible apropiarse del mundo a través de las miradas y de las palabras. Qué receta tan sencilla. Y qué poca escondida estaba… A mi me recordaron que para mirar y para encontrar las palabras, hace falta siempre un poco de tiempo. Y que este tiempo a veces, hace tanta falta como el que invertimos con un montón de palabras y de miradas que no nos llevan a nada. Eres tú el que decide dónde las gastas. O las malgastas.

Yo ya lo he decidido :-))