Los niños de ahora ya no juegan en la calle. Los balones se han cambiado por iPads y los amigos del barrio ya no son imprescindibles. Pequeños que no saben todavía lo que son los números, desbloquean los dispositivos de sus ocupados padres con los ojos cerrados. Inventar juegos en la plazuela ya no está de moda, hay apps que se encargan de ello.
Con esta perspectiva es fácil pensar que el fin de la imaginación está próximo. Y esto no va de girar en la segunda estrella a la derecha para llegar a Nunca Jamás. ¿Serían posibles todas esas aplicaciones si sus desarrolladores no derrocharan creatividad? Probablemente no. Acabar con la imaginación de los más pequeños sólo conllevará que las nuevas generaciones carezcan habilidades para la creación o para la interacción con el mundo real, el analógico, que les rodea.
Afortunadamente todavía hay gente que cree en el poder de las historias inventadas y en la fuerza que tiene un libro para sostenerlas. Personas que con la firme convicción de que las páginas de un libro abren la mente a realidades impensables entre píxeles y pantallas. Un ejemplo de ello es el colectivo Unpuntocurioso , que en 2013 empezó su particular cruzada para estimular la imaginación entre un público infantil y juvenil.
Rebeca Martín y Soraya Herráez convirtieron su experiencia en el fomento de la lectura en un interesante proyecto de emprendimiento cultural en Salamanca (y dónde se las requiera). Estas dos jóvenes decidieron lanzarse al incierto mundo del autoempleo y crear su alegremente hiperactiva empresa para transmitir a los más pequeños la afición por la lectura.
A lo largo de sus tres años de existencia, Unpuntocurioso ha estado presente en infinidad de eventos culturales. Para ellas, los libros son vehículos de comunicación, una herramienta de transmisión de conocimientos y sensaciones. A través de sus actividades, motivan a niños, jóvenes y familias a acercarse al mundo de la literatura.
Su metodología se basa en la creatividad. Y para ello es fundamental el fomento de la imaginación. Para conseguir adultos que generen nuevas ideas, hay que formar a niños con capacidad para imaginar, disfrutar y transformar la realidad.
En España se editan más de 250 títulos diariamente y se facturan más de seis millones de euros de su venta. Que la gente no lea, no es por falta de mercado, eso está claro. El problema es que prefieran el dichoso libro de Belén Esteban antes que uno de verdad. Y para que eso deje de ocurrir, hay que formar lectores con capacidad crítica y gusto por las historias sólidas. ¿Qué mejor momento que la infancia para despertar ese gusanillo?
Unpuntocurioso imparte talleres de todo tipo: para bebés, en inglés, charlas a jóvenes, cuentacuentos… Adaptarse a su público es una de sus grandes virtudes. Estas dos apasionadas de la lectura, han recorrido un montón de ciudades para transmitir su pasión a los demás y aportar su esfuerzo en el complicado mundo profesional de la cultura. Se mueven con facilidad en aulas de colegio, bibliotecas, librerías y allí donde tengan un rinconcito para comunicar a través de la lectura.
Soraya y Rebeca, con su trabajo están contribuyendo a la creación de una red cultural en Salamanca. Junto con proyectos como La Malhablada o La Galería Urbana del Barrio del Oeste estas dos emprendedoras están poniendo en evidencia que otra forma de hacer cultura es posible. Difícil, pero posible. Para salir adelante hay que moverse y ellas lo saben mejor que nadie. Entre sus muchas actividades, colaboran semanalmente en un diario de la ciudad donde aportan su visión sobre el mundo de la literatura.
Rebeca y Soraya han recogido el testigo de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en Salamanca, en la que tantos nos acercamos a los libros por primera vez. Un espacio en el que los cuentos se llegaban a los jóvenes y la cultura era accesible para todas las edades. Gracias a ellas, los niños de una ciudad que quiere despertar siguen conociendo la sensación de bucear en pequeñas historias que crean grandes lectores.
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