Ayer fue el estreno de una nueva sesión de cuentos en la librería Letras Corsarias, donde nos sentimos como en casa, así que no había mejor lugar para hablar sobre sentimientos y también sobre asientos, porque ya estamos un poco cansadas de contar siempre de rodillas y queremos ¡una silla!
La cuestión es que escoger una silla para contar no es tan fácil. Primero, porque las hay de todos los tamaños y puede parecer a simple vista que se las has robado a los “Tres Ositos”.
Después, porque para hacer una silla hace falta madera. Y para conseguir madera necesitas un árbol. Y para que el árbol crezca algún una semilla siembra. Y esa semilla tan pequeña en el fruto cabe entera… Es exactamente lo mismo que necesitas para hacer una mesa, como bien explicó el maestro Rodari en su libro “¿Qué hace falta?” reeditado por Kalandraka, ¡nos encanta!
Y por último, porque cuando la encuentras, resulta ser la silla de la habitación de Max, aquel niño tan travieso que un día es castigado a irse a la cama sin cenar y acaba viajando desde su cuarto al lugar “Donde viven los monstruos”. Pero te da igual, que sea un poco pequeña, porque está tan llena de imaginación y de creatividad que te la quedas.
Así que ya tengo silla. Me siento (de sentirme y de sentarme) tan feliz :-))))))))) Tan feliz como estos pequeños curiosos que, después de la sesión, seguían con ganas de historias desde el escaparate de nuestra librería favorita.