Si yo fuera un león
Isabel Pin
Lóguez, 2013
Se abre el libro, se sujeta delante de la cara y a través del troquel redondo se asoma el niño que, automáticamente, gracias a la magia de la lectura, se convierte en un animal. A partir de ese momento comienza el juego. Leonas, cabras, ranas, perros… A través de sonidos o de sencillas descripciones el niño que juega con el libro tiene que adivinar los animales que se esconden entre las páginas. O viceversa, ya que puede ser él el encargado de croar, ladrar o rugir para que se aventure a adivinar el adulto que comparte con él la lectura.
Alguien podría pensar que estamos ante otro libro sobre animales para prelectores, pero nada más lejos de la realidad. En este título publicado por Lóguez e ideado por Isabel Pin, los animales son solo la justificación para un juego entre padres e hijos que convertirá el volumen en una propuesta divertida con un montón de posibilidades de lectura.
Isabel Pin trabaja con el libro como objeto a través de originales y eficaces planteamientos en los que incluso la cubierta, las guardas y sobretodo la imaginación forman parte de la historia. Ya lo hizo antes en otro de sus títulos, El pequeño agujero.
Como afirman en la revista Babar, referente en el ámbito de LIJ, “con libros como estos, se demuestra una vez más que el troquel y el juego, bien entendidos (con una vocación de estilo), pueden formar parte del aprendizaje lector de los niños, y no son un simple adorno para llamar la atención, sino un elemento que enriquece (y posibilita) la lectura del texto y de las imágenes”.
Y si esto no os parece suficiente, os contamos además un secreto: este libro tiene uno de los puntos más curiosos que hemos encontrado hasta ahora 🙂