Decía Unamuno que “hubo árboles antes que hubiera libros, y acaso cuando acaben los libros continúen los árboles. Y tal vez llegue la humanidad a un grado de cultura tal que no necesite ya de libros, pero siempre necesitará de árboles, y entonces abonará los árboles con libros“.
Ayer el otoño se coló en la Calle Pérez Oliva número 15 y nuestros curiosos disfrutaron de ÁRBOLES, un taller para niños a partir de seis años pensado para explorar las posibilidades creativas a través de hojas, ramas y troncos.
Primero leímos historias arbóreas: La hierba más verde de Olalla Hernández Ranz (Ed. A Buen paso); La vida nocturna de los árboles de Bhajju Shyam (Ed. Kalandraka); Árbol de Antonio Rubio (Ed. kalandraka) y Tap The Magic Tree de Christie Matheson (Ed. Greenwillow Books).
Después jugamos a crear árboles con nuestras sombras y nos convertimos en cipreses, arbustos, ramas, … Y por último, de las sombras pasamos a las luces y cada uno de los curiosos participantes comenzó a crear su propia caja de luz.
Tuvieron que elegir qué árboles dibujar y bocetarlos primero, para después trasladarlos a la caja, completarlos con algo de color y con mucha imaginación.
Este es uno de los resultados. Siempre nos sorprende la capacidad creativa de los participantes pero, al fin y al cabo, igual que los libros vienen de los árboles, ¿la imaginación de dónde viene? Pues de los niños, claro.