¡Y lo pasamos genial! No sabríamos cómo explicarlo: era una fiesta en el campo y a la vez una librería sin paredes ni techo, una reunión de amigos con horchata, un café teatro con mucho cuento, un romance antiguo y un concierto… Era tantas cosas a la vez que lo disfrutamos como quien disfruta algo nuevo que no se ha hecho antes, pero con la ilusión de poder disfrutarlo muchas veces más.
Si queréis participar en la próxima (que seguro que la habrá) no perdáis de vista la programación de La Querida, la casa de Raúl Vacas e Isabel Castaño en Rodasviejas, un lugar fabuloso donde lo literario surge de la propia naturaleza y viceversa.
Y no podemos terminar este post sin dar las GRACIAS a toda la gente que hace posible que eventos como este se puedan realizar, compartir y disfrutar. ¿De qué otra manera habríamos podido celebrar una merienda con tanto cuento?