Las relaciones entre la literatura y las demás artes se pueden contemplar desde distintos puntos de vista. Encontramos en los libros muestras de textos inspirados en obras pictóricas o en piezas musicales pero también, a veces los propios textos literarios han servido como punto de partida para bellas esculturas, composiciones musicales o cuadros realmente memorables.
Hoy os hablamos del dibujo como expresión narrativa que nos ayuda a contar el mundo. La disciplina artística del lápiz y el papel presenta la parte más íntima y visceral de un artista y despierta en el espectador todo un mundo de sensaciones que están inevitablemente vinculadas a la capacidad de emocionar a través de un relato visual que puede ser figurativo, abstracto, tridimensional, simple… Ambos, relato y dibujo, se originan en el papel porque, como dijo el pintor y fotógrafo alemán Wols, “una diminuta hoja de papel puede contener todo el mundo”.
Nos gusta la obra de Laurina Paperina, artista italiana de proyección internacional que caricaturiza el mundo sin censuras y reivindica la risa para desarrollar sus dibujos. Con ellos habla de cine, música y actualidad con un estilo grotesco e irreverente.
Seguimos con Cecile Dormeau, una artista francesa cuyos dibujos sobre mujeres rompen todas las reglas. Ella misma define su estilo así “I draw taboos. I want to celebrate imperfection. / Dibujo tabús. Me gusta celebrar la imperfección”. Sus colores y la sencillez de los trazos de sus obras solo aumentan el realismo con el que llegan al espectador.
También destacamos a Estefanía Martín Sáenz, bilbaína y defensora de las líneas con significado. En sus obras prolifera la figura femenina y su estilo es muy peculiar: utiliza mucho el papel de calco. Cortar, pegar, para de nuevo cortar y dibujar. Una auténtica delicia.
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