Por Elvira Lindo
1. La lectura está relacionada con la paciencia, con la concentración y con la observación del mundo, con la curiosidad.
2. Hay que leer en voz alta a los niños, y no hay que pensar que el libro que tiene más texto es el mejor. Una manera de empezar son los libros de ilustraciones.
3. Prolongar el tiempo de lecturas en común.
4. Cuando el niño empieza a tener cierta movilidad, cierta independencia, enseñar al niño el camino a la librería más próxima. Cuando ya tenemos cierta confianza dejarle ir solo. Hay que relacionar el acto de leer con ser independiente, con ser mayor.
5. Hacer que el niño se haga miembro de la biblioteca pública que tenga más próxima. A los niños les encanta tener un carnet. Allí los niños aprenden a tener responsabilidad, coger un libro, tomarlo prestado, leerlo, devolverlo.
6. No presumas delante de tu hijo de piratear libros.
7. No hay que ser pesado en los libros que se recomiendan. Igual cuando son pequeños les gustan libros que no tienen valor literario, pero sirven. Hay que leer libros buenos y malos, siempre.
8. Dejar claro a los niños que la siesta de los padres en verano es sagrada. No pueden hacer ruido y tienen que aburrirse. El aburrimiento ha hecho muchos niños lectores.
9. No pensar que el hecho de abrumar a nuestros hijos con actividades el fin de semana nos hace mejores padres. Hay veces que simplemente un fin de semana en que uno está en casa, un rato de salir a la calle, un rato de lectura, un rato de estar tranquilamente con los niños,… es mucho mejor que salir a mil sitios.
10. Dejar un pequeño espacio al niño. Un estante donde nuestro hijo vaya haciendo una colección de libros. La sensación de pertenencia del objeto en sí provoca una relación íntima con los libros.
Visto en Las Cebras Salen