En una maleta cabe cualquier cosa. La llenas antes de un viaje, y cuando vuelves la traes más llena todavía. Dentro hay espacio para las experiencias, la ropa, los recuerdos, los zapatos, las cámaras de fotos, los olvidos (pensé que lo había metido pero…) y también para los cuentos. Tradicionalmente se identifica la figura del cuentacuentos con la compañía inseparable de una maleta de la que surgen objetos extraordinarios que son también pedacitos de la historia que se narra. Algunos se hacen acompañar de maletas envejecidas que les recuerdan a alguien de su familia, otros de baúles nuevos con colores alegres para llamar la atención de los más pequeños.
En Unpuntocurioso también tenemos maleta pero su sentido es otro. Solo contiene libros. Grandes, pequeños, móviles, en inglés, en castellano, ilustrados o solo de texto, libros gigantes y algunos que hemos hecho a mano. Nuestra maleta viaja con nosotras siempre que acudimos a un destino nuevo para contar, crear o compartir con otros seres curiosos cómo hacer todo esto. Pesa una barbaridad, a veces cuesta hasta moverla, pero también tiene otras ventajas que os queríamos presentar para que podáis conocerla.
Nuestra maleta también es silla cuando estamos cansadas, al esperar el autobús o el metro en la estación. Es mesa cuando tenemos hambre y nos apetece comer una fruta o una empanada. Es escondite cuando vemos a alguien a quien justo no nos apetece ver en ese momento y hacemos lo que haría todo el mundo ¡escondernos! Es escenario cuando nos falta un poco de altura para que todo el mundo pueda disfrutar de las historias. Es cama cuando no podemos mas y estamos cansadas y tenemos sueño y queremos dormir hasta al día siguiente pero nos apetece antes leer un cuento.
Así que ya sabéis, si alguna vez veis llegar a alguien con una maleta como la nuestra, recordad que dentro tiene algo que alimenta, descansa, da altura de miras y permite esconderse del mundo de vez en cuando ¡qué vivan las maletas de los cuentos!
Rebeca Martín
Publicado en SalamancaRTValDía