Sabéis que nos encanta contar en los colegios rurales porque se respira una magia especial que transmiten los ojos de los lectores, ávidos por descubrir el mundo y sorprenderse con las historias que les permiten viajar sin tomar el tren, las que les ayuden a mirar dos veces lo que les rodea y a ser más creativos aún si cabe con su entorno.
Pero hay algo que no os hemos contado: también nos encanta formar a los profesores de los colegios rurales, y conocer las historias que cuentan de primera mano para intentar ofrecerles cuentos, propuestas, ideas y mucha creatividad que les ayude en su día a día. Viajamos a dónde sea con una maleta llena de libros, nos encontramos con aulas unitarias, colegios con menos de veinticinco alumn@ o con solo cinco profesores, como nos ha pasado en el CRA Rio Yeltes de Villavieja de Yeltes. Y descubrimos que nuestra forma de trabajar es necesaria, que sus alumn@s necesitan historias (comprenderlas, prestarles atención, dedicarle tiempo) y ellos también. Historias que les ayuden a hacer fácil su trabajo, aunque no lo sea; a dotar de recursos lugares que están lejos de centros urbanos pero que cuentan con la misma ilusión por hacer bien su trabajo. Y con un espíritu curioso que contagian a sus alumn@s, seguros.
Mil gracias a todos, a los cinco, por hacer estas dos sesiones tan especiales. Al CFIE de Ciudad Rodrigo por organizarlo y a las administraciones por darse cada vez más cuenta de la importancia suprema de estos centros que no pueden quedarse en el olvido porque tienen allí la oportunidad de dejar crecer niñ@s más libres, menos estresados y mucho mejor conectados con su entorno.