La alumna más pequeña de la Escuela de Cuentos está disfrutando mucho de las sesiones, como el resto de las asistentes, pero ella en especial está encantada de que en lugares como el Espacio Joven sea posible conciliar y ella pueda acudir con su mamá, que es joven y quiere formarse sin dejar de disfrutar de su compañía.
Nos escucha hablar atentamente de cuentos y los disfruta, pero también nos oye hablar de la falta que hace la formación en Literatura Infantil en las universidades, o lo difícil que es a veces emprender con nuevas ideas en una ciudad pequeña; nos escucha cuando insistimos en que la emoción es una forma de comunicarnos, necesaria y a veces en desuso, en una sociedad tan rápida y exigente; y que la tecnología nos proporciona posibilidades de juego y creación que hace algunos años eran impensables, aunque nos encanta abandonarla durante ratitos y disfruta del poder exclusivo de las palabras. A veces se echa una pequeña siestecita pero luego despierta y tiene ojos de querer saber más. Y bueno, para eso estamos en la ESCUELA DE CUENTOS, para no dejar nunca de contarnos.
