Vamos a aprovechar nuestro encuentro dominical en este periódico digital en el que nos sentimos como en casa para vivir situaciones increíbles, imaginar otras realidades, viajar sin necesidad de tomar el tren y descubrir mundos nuevos. Solo necesitamos tener un libro de la mano.
Hoy os invitamos a pensar en una hipotética situación, quizás cercana, quizás no. Vamos a trasladarnos al “día que se apagaron todas las pantallas”. ¿Os imagináis? Sin móviles, sin Alexa ni OK Google, sin GPS, sin Whastapp ni NADA. Pantallas off y todos como locos buscando una forma de comunicarnos que no sea a través de ellas. ¿La tele? Apagada. ¿Internet? Sin funcionar. ¿Las llamadas? Si alguien conserva el teléfono fijo en casa… Una auténtica locura, ¿verdad? Nos hemos vuelto tan dependientes de los dispositivos digitales que no sabríamos vivir sin ellos, sería un auténtico colapso mundial. Pero despues de unos días la vida seguiría adelante, como lo ha hecho siempre, simplemente tendríamos que acostumbrarnos a una nueva realidad.
Este argumento tan descabellado y a la vez necesario es el que nos presenta Danny Wallace en su libro EL DÍA QUE SE APAGARON TODAS LAS PANTALLAS, publicado por la editorial SM. La familia protagonista se ve abocada a adaptar su vida a un mundo sin tecnología y, después de los sinsabores del shock inicial, llega un momento que le encuentran el punto divertido a todo ese embrollo. En palabras de Stella, la pequeña de 10 años que actúa como narradora “mi padre siempre ha actuado como si pudiera solucionar todos nuestros problemas. Pero ahora que se ha quedado sin ayudas (sin teléfono, sin ordenador, sin emails, ni mensajes de texto…) creo que se ha dado cuenta de que la vida es, simplemente, ir por el mundo junto a mi madre, mi hermano y yo, y de que tenemos que relajarnos y dejar que pase lo que tenga que pasar.”
Una reflexión interesante, ¿verdad? Pues hoy Domingo es un buen día para probar a vivir, al menos un rato, sin estar tan pegados a las pantallas ni a los aparatos, ¡es nuestra propuesta para disfrutar en familia!
Rebeca Martín
Artículo publicado en SalamancaRTValDía