En los últimos días todo el mundo habla de la última película de Pixar, y no es para menos. De nuevo la compañía de animación estadounidense se supera a sí misma para ofrecer al gran público, pequeños y mayores sin distinción, una divertida y necesaria lección cinematográfica de educación emocional.
La protagonista, Riley, una niña risueña y alegre, ve como su tranquila vida se desmorona al enfrentarse a una mudanza por el traslado de su padre. Si por fuera intenta disimular, por dentro su cabeza se convierte en un hervidero de emociones. Y la tristeza, la ira, el miedo y a veces la alegría chocan entre ellas para demostrarnos que es necesario gestionar bien lo que sentimos para poder disfrutar de todo lo que nos pasa.
Os recomendamos que vayáis al cine a verla, sin duda. Que aprovechéis para ir en familia y entrar así en la cabeza de los pequeños si sois grandes, o en la de los grandes si sois pequeños. Es una experiencia necesaria que nos ayudará a crecer, además de proporcionarnos un rato muy divertido.
Y por último, recordaros que todo está en los libros, y si os apetece profundizar sobre el tema, podéis recurrir a títulos muy interesantes que trabajan el tema de la educación emocional, como el Emocionario de Cristina Nuñez y Rafael Romero, publicado por Palabras Aladas en 2013 (aquí podéis descargar gratuitamente algunas de las fichas de la obra); o el Monstruo de Colores de Anna Llenas, publicado por Flamboyant. Os dejamos con una divertido versión animada de este último:
