Durante seis días en diferentes recovecos: lavabos, macetas, vajilla, pasillos, bancos… hemos encontrado diferentes postales con historias escondidas. Nosotras, curiosas por naturaleza, rápidamente nos hemos enredado en este juego de palabras agazapadas que quieren ser encontradas, leídas y regaladas. Historias que viajan, que son ilustradas, que son contadas… Os hablamos de:
PROYECTO ATRAPALABRAS “Cuentos escondidos, viajando , buscándote.”
Esta propuesta es una idea de LCE (Légolas Colectivo Escénico) que nace en Alcalá de Henares en el año 1991, y desde entonces siempre ha mantenido varias líneas de trabajo, donde ha ido investigando y probándose a si mismo en diferentes lenguajes escénicos y de comunicación. La filosofía de trabajo se basa en el juego como herramienta creativa y en ponerse al servicio de la historia que quieren contar. Con especial dedicación en los niños, usan títeres, actúan en calle, se ocultan tras narices de clown, narran historias… Desde hace unos once años se han sumergido en la narración oral y se ponen a prueba con la gestión de eventos culturales.
Por nuestra parte, seguiremos buscando más “postales con cuento” que quieren ser encontradas, leídas y contadas. No dejéis de entrar en su blog, punto de encuentro para todos aquellos que una vez, o dos, o… atrapamos palabras y seguiremos con mucha curiosidad. Tenemos una cita en… http://proyectoatrapalabras.blogspot.com.es/
¡¡Os esperamos!!
Ilustración de Patricia Corrales http://ninde-ilustracion.blogspot.com.es/
TRISTE MELODÍA
-¡Calla y arregla de una vez la cisterna del váter, que gotea!- dijo la abuela, sin levantar la vista del ganchillo.
Él obedeció inmediatamente y, algo sorprendido, entró en el baño. Aquella gotera perforó su memoria y lo llevó a su más tierna infancia. Recordó los días de primavera junto al río y el sonido de los copos de nieve cubriendo los árboles en invierno. Recordó aquellos aullidos compartidos con sus hermanos…
Cuando la niña entró en aquella casa se encontró a la abuela tejiendo, la puerta del baño abierta y al lobo (ese lobo con el que había estado hablando en el camino) abrazado al váter.
El sonido de la gotera se acompasaba con el de las lágrimas, componiendo una triste melodía.
(José Campanari)