A menudo escuchamos frases hechas o reflexiones en las que se vinculan los cuentos con los niños, como un binomio indisoluble solo apto para la infancia. Y no es cierto. Los cuentos no tienen edad, nos acompañan desde muchísimo antes que decidiéramos compartirlos con los más pequeños. Empezamos a contar historias alrededor de la hoguera para sentirnos menos solos, cuando casi no había nada hasta nuestro alrededor. Y luego apostamos por ellos como una forma de no perder las experiencias de vida y sentirnos así más sabios. Los años nos traen historias y más cuentos. Dice Umberto Eco que:
“Desde sus orígenes el hombre ha sentido la necesidad de narrar y escuchar historias, por una razón muy sencilla: el hecho de oír historias prolonga la vida. Desde que la raza humana empezó a emitir los primeros sonidos con significado, familias y tribus tuvieron necesidad de narrar y de oír relatos… los narradores de cuentos se convirtieron en la memoria de la especie, se sentaban en las cuevas, alrededor del fuego y narraban lo que había acontecido o lo que se decía que había acontecido. Pienso que antes que se empezara a cultivar esta forma de memoria social, los hombres nacían sin experiencia, sin embargo en la nueva época, en los tiempos de los primeros narradores, tras escuchar relatos para los jóvenes era como si hubiesen vivido cinco mil años. Los hechos que se habían producido antes de él y que escuchaba narrar y aprendía a conocer pasaban a formar parte de su memoria.”
Quizás por eso, para no perder parte importante de nuestra memoria y a la vez recordar nuestros orígenes, hoy queremos compartir con todos vosotros CUENTAS CONMIGO una colección de audiocuentos de culturas diversas que no deberíamos perder porque nos recuerdan, a través de hechos muy cotidianos, que todos tenemos algo que contar, y que escuchar es quizás el primer paso para no perderlo. Así que os invitamos a disfrutar con esta selección a través de “El plato de madera”, “El pescador satisfecho”, “El caballo en el pozo” y otros relatos que a partir de ahora, serán también un poco vuestros.
Feliz domingo,
Rebeca Martín