Curioseando por Internet hemos descubierto una artículo sencillo – pero a la vez muy necesario- al que podéis acceder a texto completo haciendo clic aquí. En él, se resaltan algunos puntos destacados vinculados a la promoción de la lectura desde casa, la más importante, la indispensable. Aquí tenéis un breve resumen:
Antes de que sepan leer…
– Lo primero es tener siempre presente que es en la familia donde los niños aprenden a dar valor a las cosas. Lo que los padres valoran y muestran como relevante es visto por el niño pequeño como algo que merece atención y que, por alguna razón, debe ser relevante. Si el niño, desde edades muy tempranas, vive en una familia en la que ve a los padres leer el diario, libros o revistas, en la que hay libros disponibles, se conversa sobre lo que se ha leído, se regalan libros para los cumpleaños u otras celebraciones, estará adquiriendo la idea de que el acto de leer es bueno, valioso e importante.
– Es muy importante leerle cuentos al niño. Desde muy chico, los niños se interesan por lor relatos que hacen sus padres u otras personas emocionalmente importantes. Esto ocurre incluso antes de que el niño haya aprendido a hablar.
– Que en la casa hayan libros apropiados a la edad del niño, a los que él pueda tener acceso. Y pueden ser también libros prestados, haciendo uso de los maravillosos recursos que nos ofrecen las bibliotecas.
– No basta con que hayan libros disponibles, cuando el niño es menor de 18 meses, requerirá que sus padres le presenten el libro, le ayuden a dar vuelta las páginas, vayan guiando su atención sobre los distintos objetos que ahí aparecen y nombrándolos. Es importante seleccionar libros que sean visualmente atractivos y simples en la cantidad de estímulos presentados. Cuando el niño ya es un poco mayor, se pueden empezar a contar breves relatos sobre las imágenes. En esto es fundamental utilizar recursos como los cambios de tonos de voz y las expresiones faciales para mantener la atención del niño y reforzar los significados.
– Crear en torno a la lectura un clima emocionalmente seguro y de contención afectiva. Esto contribuye a que el niño asocie la experiencia de leer con algo grato y placentero. Por esto es clave darse el tiempo para leer un cuento al niño sin estar apurado, estar emocionalmente tranquilo, si es posible y al niño le acomoda, estar físicamente cerca de él, ya sea abrazándolo o acurrucándolo. También estar abierto a escuchar y responder con serenidad a sus preguntas, lo que es clave ya que comienza a interactuar con los personajes y la historia, ayudándolo a desarrollar ideas y nociones del pensamiento. Durante la etapa prescolar, el niño es curioso y muy interesado por saber, y si lo hacemos callar o no respondemos sus preguntas porque lo único que nos interesa es terminar de contar el cuento, terminaremos apagando esa curiosidad inicial.
– Hablarle al niño desde pequeño. Los estudios sobre aprendizaje de la lectura revelan que existe unacorrelación importante entre el desarrollo del lenguaje oral y el aprendizaje de la lectura. Por eso tenemos que saber que cuando conversamos con el niño, le damos la oportunidad de expresarse, le hablamos con un lenguaje y vocabulario rico, estamos también favoreciendo que para él sea más fácil el aprender a leer. Dentro de esta misma línea, existe una gran cantidad de juegos de palabras, que se pueden hacer con el niño desde los 3 ó 4 años, que favorecen el desarrollo del lenguaje y facilitan posteriormente el aprendizaje lector. Algunos ejemplos de esto son: encontrar palabras que riman, separar palabras en sílabas, buscar palabras que comiencen o terminen con un determinado sonido. Estos juegos son entretenidos para los niños y muy útiles para “matar el tiempo” cuando uno está en una sala de espera, en un viaje u otra.
– Estimular la memoria visual. El desarrollo de ésta también es importante en el aprendizaje de la lectura, porque es un precursor para la decodificación que deberán aprender para leer. Para ello sirve hacer con el niño juegos de lectura del logos (ejemplo ver en el diario logos de diversas marcas y saber lo que cada uno de ellos significa, lo mismo se puede realizar con signos del tránsito u otros símbolos que son parte de su vida cotidiana).
…Y cuando ya leen solos.
– Escucharlo leer en voz alta, mostrándose interesado por lo que lee. Es una muestra de cariño y a la vez un mantenimiento del vínculo que se ha producido con anterioridad entre el adulto y el niño. Antes te necesitaba para descifrar el texto escrito. Ahora, también, para que siga siendo un momento compartido y mágico.
– No sobrecorregir si es que comete algunos errores, ya que esto es esperable al comienzo.
– Comentar y conversar con el niño respecto a lo que ha leído, tratando de relacionarlo con experiencias de su vida cotidiana.
– Ayudarlo a conseguir libros de su interés, no imponer títulos sino que darle alternativas de las que él pueda elegir. Si no se pueden comprar, pedir prestado o ir juntos a un centro o biblioteca donde él pueda elegir. Asegurarse de que tengan un tamaño de letra y temas apropiados para la edad. Dependiendo de la etapa de vida en que se encuentra un niño, hay diferentes temas que le son de interés, ya que a través de éstos se siente identificado con situaciones o personajes, por lo que leerlos le será atractivo. Imponer un libro puede ser perjudicial para un niño si éste no es adecuado para su edad.
– Ampliar el tipo de textos y contenidos. Algunos niños prefieren leer al comienzo textos de comics, ya que en ellos las ilustraciones y menor cantidad de texto escrito los ayudan a comprender. Esto es bueno en un para empezar, sin embargo, hay que estimularlo a que poco a poco también puede leer otros formatos, como libros de cuentos, revistas, recetas e incluso pequeños avisos del diario.
– Cuando recién se está iniciando en el proceso, se puede intercalar los turnos de lectura: el niño puede leer algunas frases o una página y el adulto lee otro tanto.
– Reforzar el hecho de que el niño lea, mostrándole lo mucho que ha mejorado, lo bien que le hace y lo orgulloso que usted está porque ha aprendido a leer. Muéstrele para la gran cantidad de cosas para lo que la lectura le resulta útil y significativa: poder seguir algunas instrucciones sencillas (por ejemplo, de ingreso de datos para entrar a un juego de internet, de selección del idioma cuando va a ver una película, para saber si un frasco es de shampoo o bálsamo y miles de otras cosas cotidianas). Pídale que realice pequeñas actividades que impliquen leer algo, como por ejemplo que le pase el frasco que dice “azúcar” y muéstrele lo bueno que es que sepa leer.
– Fomentar que exista dentro de la rutina del niño espacios dedicados a la lectura, por ejemplo, antes de acostarse. Es mucho más sano para un buen descanso leer antes que ver televisión, producto de los estímulos que ésta genera a nivel cerebral.
Publicado en El Definido de Chile.
Gran reseña
Me ha parecido un artículo de gran interés, con unas apreciaciones muy valiosas y con las que estoy totalmente de acuerdo.
Pero, ¡por favor!, no permitamos que los medios de comunicación y otros nos lleven a utilizar el castellano incorrectamente.
Estoy cansado de escuchar y de leer frases como esta: “Que en la casa hayan libros apropiados….”
¡No, por favor! Hayan, no. Haya. Se trata de un verbo impersonal y el sujeto de la oración no son los libros, por tanto, no podemos decir “hayan libros”.
Un saludo cordial.